Termodinámica
Silba, silba, pequeña criatura perdida, silba si sabes, que, con suerte, el diablo andará cerca ardiendo en deseos de canjear tu frío por un caramelo y un soplo caliente que al menos por un momento te abrigue, para después subastarlo en el salón del trono de su templo o pandemonium, sito entre colinas infernales, entre sus huestes encendidas a cambio de plumas y retales ignífugos con los que reparar y proteger su quemada envergadura.